La astronomía es una ciencia apasionante, se puede practicar con métodos sencillos, desde la observación a simple vista hasta la captura de imágenes con sofisticados métodos digitales e informáticos.
Una de las formas más placenteras de observar el cielo es a simple vista, y a simple vista es también como se pueden observar los meteoros, esas trazas luminosas que cada noche podemos ver en mayor o menor número.
Estas trazas son vulgarmente conocidas como lluvia de estrellas o estrellas fugaces. Evidentemenete no son estrellas. si no pequeñas piedras o rocas de distintos tamaños que al entrar en nuestra atmósfera se desintegran produciéndos el fenómeno luminoso que cualquiera de nosotros seguro ha observado alguna vez.
A lo largo de año, se repiten durante ciertos días una aparición más numeros de estas trazas meteóricas. A este fenómeno se le conoce como "radiante meteórico".
Se le llama radiante porque las trazas parecen radiar de un única punto en el cielo. Este fenómeno es una cuestión de perspectiva ya que las partículas entran en trayectorias paralelas, pero nos da la impresión de que emergen de un punto comun o radiante. Como este punto queda situado dentro del campo de alguna constelación, se le da el nombre a la que pertenece. Por ejemplo Perseidas de Perseo. Leónidas de Leo. Acuáridas de Acuario, Gemínidas de Géminis y así sucesivamente.
En el último informe de la Unión Astronómica Internacional, se han catalogado un total de 331 radiantes meteóricos, de los que 31 son diurnos, es decir, son invisibles y únicamente son observados a través de antenas de radio.
La lluvia de estrellas, o más técnicamente hablando, el radiante de las Perseidas durante el mes de agosto, es probablemente el más observado del hemisferio norte, principalmente por la bondad del clima durante el verano.....
En noviembre hay otro radiante importante conocido como las Leónidas y que cada 33 años produce una aparición de trazas muy numerosa, llegándose a contrar miles por hora.
El mejor método para la observación de este tipo de fenómeno astronómico es estirarse en una hamaca o tumbona de playa, abrigarse muy bien, gorro, guantes, buen calzado y buena ropa de abrigo, además si hay algo de bebida calliente pues mucho mejor.
Si podemos realizar la observación con un grupo de observadores será estupendo, ya que cada uno podrá orientar su mirada hacia los cuatro puntos cardinales, de este modo serán menos las trazas que se nos pierdan.
Para una mejor y más provechosa observación, se hace evidente el conocimiento del cielo y de sus constelaciones. También es importante saber la magnitud de algunas de las estrellas más importantes, pues así podremos comparar su brillo con las trazas que observemos y saber aproximadamente el brillo de las mismas.
Es importante anotar la hora del trazo observado y su recorrido para saber si corresponde o no al radiante a estudiar.
Puede ocurrir que durante la observación aparezca alguna traza con un brillo muchísimo más elevado de lo normal, incluso que ilumine todo el cielo o que hasta lo oigamos. Si observamos un fenómeno de este tipo, habremos visto un bólido.
Los bólidos son cuerpos interplanetarios de mayor diámetro, al entrar en nuestra atmósfera, muchos no se desintegran de todo, o lo hacen a menor altura, incluso alguno de ellos llegan hasta la superficie terrestre, conviriténdose entonces en un meteorito.
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